miércoles, 3 de abril de 2024

Aprieto la puerta

te confundo todo el rato con todo el mundo

y es simplemente tan frustante


ojalá nunca aparezcas, ojalá no lo hagas

porque no soportaría no reconocerte

de tantas veces que te he imaginado en otras caras

me daría tanto miedo volver a ver quién eres

que no sabría salir:

yo misma aprieto la puerta


es raro, tengo el teléfono colgando en mis manos

y no sé cuánto lleva sonando

es como si siempre necesitase hacer algo

para luego no saber el qué

como si no bastase el mantenerme ocupada, 

solo una sensación de movimiento

que no me deje pensar.


quiero llamarte para que me cuelgues

quiero que aparezcas para no verte

quiero hablarte solo para que no respondas

quiero tanto que te vayas

que solo se me ocurre ir a buscarte.


necesito tanto que me digas que no, que te invento.

es tan insoportable


sigues siendo tú aunque te olvide.





domingo, 24 de marzo de 2024

Calcetines

En invierno me gustaba ponerme calcetines para dormir
(una de mis muchas manías).
Necesitaba meterme en cama con ellos puestos y quedarme unas cuantas horas así. Hacía frío afuera y adoraba sentir esa tela cálida que envolvía mis pies.

Cuando ya entraba en calor, muchas veces de manera inconsciente, me los quitaba y quedaban entre las sábanas. A la mañana siguiente, aún con legañas, el pelo revuelto y en la oscuridad, metía mis manos entre las mantas y los buscaba. 

Esa era la costumbre que tenía. Siempre me los ponía para luego quitármelos y buscarlos. Me gustaba ver en qué parte de la cama se habían perdido.
Era muy curioso.
A veces estaban los dos juntos y se mimetizaban tanto, que parecían solo uno. Otras mañanas, encontraba cada uno en una esquina, como si no quisieran saber nada del otro. Había días en los que se caían al suelo, pareciendo que querían escapar. E incluso a veces, se metían entre las sábanas, como jugando al escondite, y no los encontraba hasta que deshacía y quitaba todas las mantas.

Este es uno de mis hábitos (no sé si común o no)
buscar mis calcetines.

Hoy, en esta mañana de verano. He vuelto a hacer lo mismo. Esa costumbre que tengo. Me he sentado en la cama como los otros días, antes de desayunar, despeinada y con el camisón arrugado y he metido mis manos entre las sábanas. Después de varios minutos, me extrañé. ¿Dónde estaban mis calcetines? No los encontraba. Me levanté y quité las sábanas, miré si se habían caído por el suelo, si estaban debajo del colchón, entre los cojines, el somier. No estaban.

Cuando ya, cansada y con todo completamente deshecho, me senté
me di cuenta: como es verano, no me había puesto en ningún momento los calcetines. No me había metido en cama con ellos. No los llevé puestos en ningún momento.

Me empecé a reír. Yo sola. Me reí mucho.
Me dio tanta gracia pensar cómo
de manera
incluso
casi inconsciente
nuestra mente puede seguir habitando en el pasado.
Buscando algo que ya no tienes.
Buscando algo que pensabas que se había perdido

pero que no se perdió
sino que nunca estuvo ahí.

(sigo hablando de los calcetines,
por supuesto)






lunes, 11 de marzo de 2024

No te creo, G

 solo existes cuando creo en ti

como una religión que se crea

como una fe ciega que se alimenta de sí misma

y siempre tiene hambre

y sed


un dogma basado en la idea de ti 

lejos de lo que realmente eres

una devoción que te adora, que te invoca


tienes ese poder que te he dado

y es tan miserable

porque solo existes cuando creo que lo haces

a ratos

otras veces, pareces tan mentira

que me enorgullezco de lo bien que te he inventado

te moldeo como un papel que juega entre las manos de un niño


pocas veces ocurre esto, porque casi siempre creo

en que sucede y no tan sólo pasa

quiero creer que tus ojos miran, que tu boca saborea

que tus manos tocan que tu piel lee que tu lengua llama

tu voz exige tus actos mandan callan suplican ruegan


que tus palabras matan y se encuentran y acaban

donde empiezan las mías


solo existes cuando creo en ti


me haces tan sumamente fácil olvidarte

solo tienes el poder que te he dado, 


creer que no existes,

desapareces porque no te imploro.

domingo, 10 de marzo de 2024

trato de no pensarte a veces

trato de no pensarte
joder, si lo hago
pero tengo una herida que a veces toco
porque solo sé cuando duele
que todavía siento

trato de no pensarte
pero no me sale
 y yo que sé, me vuelvo loca
se me cambia la cara
y todo lo que tengo parece tan poco mío

y luegos nos odio y luego te odio
y luego me das exactamente igual
pero si no me importas por qué pienso
a veces en ti
a veces en mí contigo
en por qué no me has buscado
si yo era tanto y en verdad debí ser tan poco

trato de no pensarte
pero pensar que no debo hacerlo
me hace pensar más si cabe
todavía,
porque cuando evitas algo
puedes atraerlo
y yo te distancio tanto que no sé cómo
todavía no estás aquí
conmigo

no has llegado
y no te pienso
pero si te pensara
qué importaría, que culpa tendría yo
de querer una parte de tí que no me merece

como si por pensarte aparecieras
como si por pensarte sintiera otra vez la presión de tus labios
contra los míos
tu collar de cruz bajando en mi pecho

no podrías volver a ser tú, porque solo eres un pensamiento.

aunque existo más cuando me miras. 

domingo, 18 de febrero de 2024

de sus ojos achinados

que me he colocao

de sus ojos achinaos

cuando parece que no me doy cuenta

me miran como los tuviese tatuaos

de sus besos de Judas

de su radio con rock 


nos fumábamos las bocas en la esquina de la 54

en su coche viejo de asientos ragaos

yo tan delicada, tú tan inestable

me quedaron cien palabras pa que me robaras

y otras cien pa poder callarme

en este verso poco a poco

solo por no tener que repetirme

tu: me tienes loco

no sé evadirte

te paseas por mi mente más de lo que querría

y no sé perseguirte 


de su cazadora tres tallas de más, de cuando te lo hago sin pensar:

 llamarte, escribirte, no me digas que todavía no te he dicho suficiente, 


el no sé qué que tienes me desconcentra todo el rato.







jueves, 8 de febrero de 2024