Me querías decidida
valiente, lanzada.
Siempre te ha gustado
el riesgo.
La velocidad y acción.
Acciones fogosas
que aceleran
encuentros que
preceden a una acaricia
que precede a un beso
que se antepone
a un te quiero.
Y yo era así.
Locura indefinida.
Y tú.
Tú una mente insaciable.
Sin saber qué quiere,
deseando demasiado
pero nunca suficiente.
Confuso e inexperto
en este punto de vista.
Con ganas apartado, remoto
y con dudas, remordimientos
en la proximidad.
Porque nunca llegaste a explicar,
ni siquiera a decirme
que si te gustaba valiente y decidida
era porque tú no sabías ser más que un
simple cobarde.