fue tu insensatez
de saber
que mis sentimientos
estaban hechos de cristal
la que te llevó a
romperlos
y
con
ello
romperme de paso también a mí,
fue mi locura
ya dicho
de aquellas
por ti
la que me llevó a decirte
que ese cristal que tú rompiste
se convirtió en los cachitos
que hoy hacen que te cortes
en cada uno de tus pasos.
Y me dije a mí misma,
que no escribiría más poemas de amor.
Luego te conocí;
eras un verso diferente a los demás,
con todo tipo de metáforas,
antítesis e, incluso, ironías.
Pero, sin embargo,
no podía asociarte ni una sola comparación.
¿Con qué otra estructura compararte?
¿Con qué otras palabras escribirte?
¿Acaso encuentras tú,
unas letras simples
que encajen contigo?
Ni siquiera tengo título
para este poema
sólo sé que yo soy la escritora,
y que tú eres todo lo que escribo.
Aunque sé, también, que este papel
se romperá en mil pedazos,
como una vez,
ya lo hizo mi corazón.
Quizá sí, o no.
Y me dije a mí misma,
que no escribiría más poemas de amor.
Luego te conocí.
una parte de mí,
dice que me aleje, que me romperás el corazón
que no vale la pena intentarlo
pero hay otra,
que con un pequeño susurro
de esos que se escuchan más que un grito
dice que me arriesgue, que pruebe
que quizá, te quiere
y
no sé
cual de las dos partes
tiene más cordura
ni tampoco sé
si aquella que la tenga
es la que quiero conmigo.
hay personas que son canciones y, qué quieres, nunca me cansaré de ponerlas en modo repetición.
