jueves, 27 de julio de 2017

No te equivoques;

te echo de menos
pero tengo claro que no quiero que vuelvas.

Historia de cobardía

- ¿Pero por qué tienes tanto miedo?
- ¿Miedo? ¿Yo?- se rió sarcásticamente.
- Sí, lo veo en tus ojos.
- La mirada no siempre dice la verdad, eso tan sólo son tonterías que escritores desquiciados con su propio ser os meten en la cabeza. Luego pasa lo que pasa. Os ilusionáis.
- ¿Y qué hay de malo en eso?- pregunté- prefiero creer en algo e intentarlo antes que temblar a cada paso que doy por temor.
- ¿Estás hablando de mí?- entrecerró los ojos con desdén.
- Eres tú el que se ha dado por aludido- repuse- si tan sólo te quitaras esa coraza que no te deja ser libre de ti mismo, si quisieras intentar lo que ya das por perdido, si no fueras tan cobarde como para saber que irte es difícil pero quedarte y afrontar las cosas, aún más, pero que vale tanto la pena...
- ¿Y cómo sabes quién soy yo si, ni yo mismo lo sé? ¿Y qué pasaría si probara a cumplir toda esas barbaridades que acabas de nombrar?
- Porque creo en ti. Y si lo hicieras, no alejarías a tantas personas que una vez estuvieron a tu lado, conseguirías que alguien te quisiera como, en el fondo, quieres querer.
- Todo aquí dentro es un caos- me dio la espalda- no soy ni mucho menos recomendable para nadie, ¿quién querría estar con alguien así?
- Yo- se dio la vuelta y miré al suelo. Mis mejillas ardían.
-¿Tú?- noté un tono irónico en su contestación.
- Nunca me ha gustado lo normal. Eres diferente- conseguí reunir el valor necesario para mirarle fijamente a la cara- pero nunca has tenido la valentía necesaria como para dar oportunidades, a mí, la primera. He sido, a tu perspectiva, invisible. Y me parece bien. Pero cuando tengas la suficiente madurez como para darte cuenta de esto, quizá ya no me encuentres si decides buscarme.

Apretó los labios.
Si no hubiera sido porque sabía que era él, habría jurado que por un momento sus manos rozaron las mías intencionadamente.








sábado, 22 de julio de 2017

Rarezas

Pero me resulta imposible
deshacerme de tus rarezas,
esas que tanto detesto en los demás
y tan indispensables se me hacen
cuando se trata de ti.

martes, 18 de julio de 2017

Nunca más pero otra vez

Ahora mismo estás mirando el teléfono.

Hace cinco minutos
le diste al botón de bloquear
y dijiste que la próxima vez no sería igual.

No extenderías la mano
y vacilarías con entrar en su conversación,
mientras la luz que emana
el móvil a estas horas de la noche
se hace cegadora.

No ibas a releer sus mensajes,
no ibas a ver la última imagen que subió
y en la que está tan bien. Aún sin ti.
No pensarías que debes olvidarlo
a pesar de saber que no lo harás.
Y dudas en querer hacerlo.

No sentirías ilusión
y a la vez dolor, unido al miedo.

Y, nunca, no otra vez, saldrías
y entrarías, y escribirías para luego borrar
morderías el labio
anhelando los suyos
sonreirías, mirarías el techo.

Ahora mismo miras el teléfono.
Como yo. Deseando dejarlo de lado
y estar a su,
lado.
Pero te has dicho que no. No harás
lo que has hecho hasta ahora.
No será lo de antes.

Y aún así, lees esto, y su nombre
no sale de tu cabeza.

Última conexión. Hace un minuto.
No aparezco en línea, pero
sin embargo
aquí te estoy escribiendo.

viernes, 14 de julio de 2017

Y que

Y te deseo
que seas feliz
con otra persona
sin nadie más
contigo mismo o buscándola

que te brillen los ojos
que sientas ese algo en el estómago
y todo eso sobre el amor

te deseo que sonrías y te rías
que busques nuevos espacios
en sábanas blancas
sobre las que desdibujar nuestra historia

y que mires el teléfono
en el que aparece otro nombre
parecido al mío de alguien que crees
que te quiere más que yo

te deseo, pero, sobretodo,
que hagas cada una de las cosas
que hicimos juntos,
que soportes mis mismas manías en otras personas,
cuando digan esa palabra tan nuestra,
que ni se te pase mi imagen por la cabeza

y, que en esa imperfecta realidad
de fingidas ilusiones, un día
por cualquier cosa, la más mínima
la cuál olvidaste olvidar
en alguna fecha del calendario,

me recuerdes. Me eches de menos.

Y yo, ya ni siquiera te espere.

martes, 4 de julio de 2017

Tu espalda

las constelaciones de tu espalda
indican, claramente, cuál es mi camino.

Enredada

insomnios enredados en tu pelo y las dudas me consumen desde que no estás.

Puente

Me pierdo constantemente en el puente de la curva de tu espalda.
Pero tampoco quiero encontrarme en ningún otro lugar.

sábado, 1 de julio de 2017

Pentagrama

encerrada en el pentagrama de tus costillas, las corcheas de tu nombre siempre vuelven a apresarme en un silencio de redonda
que se repite constantemente sobre un cuatro por cuatro
en el que la clave decisiva de esta secuencia
que no para de repetirse,
soy yo.