te cedería mi mirada solo para supieras
que todavía algo mío te pertecene.
me encuentro con las manos vacías
son tan distintas las cosas
tengo miedo de no sentir nada
y antes lo tenía de sentirlo todo
nada está claro
nadie me dice nunca las cosas claras
están y desaparecen y luego vuelven
vuelven como si fuese suyo
vuelven como si tuviesen el derecho
de volver
aún cuando se han ido
sin decir nada,
por qué lo hacen.
tengo miedo de que aparezcas
y aún más de que no lo hagas.
tengo las manos sumamente vacías
porque nada me importa lo suficiente
no sé quién está y me da igual
pero alguna vez quise
quise algo que no recuerdo
y pocas veces escribo ya.
lléname las manos
que está anocheciendo
y quién sabe si llamarás.
de cuando llovía, de las calas escondidas,
de océanos de mantas donde no nos encontrarían,
esto nos pertenece como si fuese nuestro,
de pillar el coche y decir que nos hemos perdido,
del mar en mi boca, chocando en la suya
la arena en la ropa,
escribo en sus cristales
corremos hacia casa, hace frío
improvisamos
porque no vamos a pensar en nada
porque no tenemos que pensar en nada
no debemos ser nada más
y de algún modo siento
que el invierno nos hace a nosotros
como si fuésemos parte de él
supongo que tenemos esa manía,
pertenecer a todo lo que no es nuestro.
quiero que me digas
que no se está escapando nada de mi control
porque no soportaría saberlo:
que sigo siendo la misma
que sigo echando lo mismo de menos.
no me da miedo cambiar,
me da miedo creer que lo he hecho
y seguir siendo igual
por favor, dime algo
me estoy arrastrando
aún cuando dije que no lo haría.
necesito una libertad que no encuentro
y todo me parece demasiado denso
quiero ir contigo
quiero irme conmigo
quiero dejar de serlo y seguir siéndolo
pero no me brillan los putos ojos
y siento que necesito escapar
pero me quedo quieta.
echo de menos el frío y el invierno en el mar, en la playa, y las mantas de lana
de menos la lluvia metida en el coche, meterme corriendo en la niebla,
las películas mal hechas,
por qué quiero tan intensamente
demasiadas cosas
que no tendré.
a veces tu forma de intervenir en lo que sucede, es no respondiendo. sin buscar, sin ir a hablar, sin esperar nada, sin pretender que nadie haga nada por ti. tomar decisiones no siempre implica un si o un no, sino tan solo dejar que pase, que siga sin influir en nada. que se quiera quedar quien quiera, que demuestre quien lo necesite, que no busque quien no me quiera. yo no pienso ir a por nadie, ni prestarle atención a cualquiera. ¿por qué? porque cansa ver cómo insistes tanto mientras el resto ni siquiera lo intenta, cansa ser con quien no se queda, cansa ser siempre lo que se llama la chica del proceso, pero no Mia, o Ella.
quedarse en un lugar, estática, supone saber qué atraes.
Si no me hubieras dolido tanto
habría sido casi lo que quieres.
Hundes tus dedos en mi piel
no sé si es una caricia o tan sólo me aprietas
eso es lo que nos sucede
y todavía me preguntas por qué.
No sabemos qué ser con el otro,
ni cómo interpretarlo.
Si no me hubieras dolido tanto,
habría sido lo que querías y más.
Estarías orgulloso de mí,
lo estarías tanto,
nos acercaríamos suavemente y sin heridas
sería capaz de explicarme y tú de entenderlo
sería valiente, le diría a tus amigos que te tengo
te cogería entre mis manos y presumiría
que se jodan, somos uno
y yo podría haber sido lo que esperabas
querrías quererme
lo hubiese conseguido, no ser lo que querías
pero casi
casi lo sería
casi sería lo que quieres
y con eso me hubiese bastado
me hubiese bastado tanto.
Me desharía del miedo a que me abandonen
que decidan sin más marcharse
para tenderte la mano y confiar
me recogerías para demostrarme
que mis dudas no tienen argumentos
y entonces estaría hecha para ti.
Pero no ha pasado nada de esto,
esa es la verdad.
Y supongo que no tendríamos que buscar un casi,
que querrías algo que sí sea lo que quieres,
pero supongo que es de torpes pensar
que a mí me bastaría aunque fuésemos
dos mitades.
Espero que nunca toques el hombro sobre el que me recostaba
y pienses
que yo podría haber sido casi lo que quieres.
entonces veo que en una mano tuya
caben mis dos manos
y parece que todo está bien.
no sé cómo decírtelo, Amor
que todavía no sé cómo se hacen las cosas,
que me cuesta encontrarme
tantas veces
que vamos en direcciones opuestas
demasiadas,
pero cuando me abrazas
parece que todo duele menos.
que no sé como explicártelo
que chocamos tanto que nos cansamos
pero no sabemos que nos chocamos
no para distanciarnos,
sino para fundirnos en el otro
y eso está bien.
que es imposible entenderte
que es difícil que me entiendas
pero cuando mi oreja está cerca de tu pecho
parece que todo está bien.
que necesito tu paciencia sobre mis hombros
que necesito que justifiques tus actos
no por desconfianza, sino por tenerte más cerca.
que necesitas que sea menos caos,
que no esté tan callada cuando me pierda
pero que te gusta mi desorden
aún así.
que odio que me mientan,
pero más odio llamarte Amor.
así que sí, esto es una montaña rusa,
que a veces nos complicamos más de lo que nos gustaría,
que si grito cuando me marcho es porque quiero que me detengan
que nunca seremos a la perfección lo que queremos
el uno con el otro
pero también sé que eso da igual.
que habrá más discusiones, pero que acabaremos recostados en tu sofá,
que no te soportaré, pero iré siempre a molestarte mientras cocinas
que no sabrás qué hacer conmigo y ni siquiera importa,
patalearemos, nos volveremos locos, nos alejaremos, volveremos,
seremos insoportables,
Amor.
pero dime que cuando todo eso pase siempre volveremos al mismo punto
cuando en tu mano caben las mías
y todo parece que está bien.
me da miedo ser yo y que mi reflejo me deje.
me da miedo observarme y querer ser distinta.
me da miedo extender la mano hacia alguien
y que no haya nada en el otro extremo.
me da miedo que no me esperen cuando digo voy.
me da miedo que me conozcan y no soporten mi ruido.
mirar un acantilado y atraer al vacío.
me da miedo querer a ese vacío.
me da miedo saber dónde estoy y no querer encontrarme, saber cómo soy y no reconocerlo, ponerme obstáculos sobre mis propios pies, que se quieran ir porque a veces me desenfoco y no lo comprenden. creer que no puedo hacer algo cuando ya lo he hecho, no ser lo suficientemente libre. pero sobretodo, me da miedo entregar pezados rotos a la gente. partes de mí rotas. porque el cristal daña cuando se rompe.
porque yo no soy eso.
nunca lo he sido.
si extendiese la mano te señalaría
como quien se apunta a sí mismo
con mano ajena,
diría que soy yo y no tú
quien me guarda las espaldas
mientras abre la puerta
ojalá doblarme y verme en ti,
envolverme para tenerme aún más cerca
te miro en el espejo buscando algún reflejo mío
y no encuentro nada.
no pienso en todo lo que no debo de pensar, aunque a veces lo haga. pero mi discurso nunca suena interesante y a veces hago ruido solo para no escucharme.
no estás en mi mente y ese era el único lugar donde podías existir.
se entrecorta tu mirada con la mía.
parece que no nos conocemos, sin embargo, una vez estuvimos juntos. no sé de qué manera: juntos. no hacen falta más explicaciones, supongo. si levanto la vista, estás en frente, levantas tus ojos, estoy delante tuya y si no fuese por todo el ruido de nuestro alrededor pensaría que volvemos a ser nosotros y que todo fue verdad. ahí estás y aquí estoy.
puedo contar cuánto me sostienes la mirada. ¿estábamos buscando esto o se han encontrado en una línea de la que no sabemos salir? uno, poco. dos, no sé por qué sigues aquí. tres, casi puedo recordar el que eras. apártala, por favor. no lo haces, sigues. se entrecorta tu mirada, la desvías a tu móvil, parecía que dejarías de tender tus ojos hacia mí. tal vez me dolías más de lo que pensaba. y entonces vuelves a hacerlo. volver. ese color marrón otra vez. tres, tres, nada avanza ni retroce, sigo en el tres, tú sigues ahí. has hecho algo peor que sostenerme la mirada, dejármela para luego apartarla. estás acostumbrado a hacer esto y dije que no lo echaría de menos.
se entrecorta tu mirada y sé que ya no somos los mismos.
Hey, ojos negros. Voy a contarte una historia sobre ti.
Llegas y no sé quién eres, te miro mal, no sé qué quieres de mí y desconfío. Me dices que quieres saber mi nombre y yo te pregunto tu signo del horóscopo. Me fastidia que seas leo, todos los astros están a nuestro favor, lo odio. Te digo mi nombre y a partir de ahí hablamos. Entonces pienso que por qué seguir siendo fría ante alguien que quiere conocerme de verdad.
Apareces siempre, como cuando el faro alumbra tres veces para decidir hacia dónde deben de dirigirse los barcos. Eso me dijiste, me replanto qué es verdad. Te repites. Vienes, me pides que me quede, te hago caso y me quedo. Nos vemos constantemente, de lejos. Y cuando lo hacemos de cerca, vamos a una playa en la que tienes frío y me das un beso. Estamos tan pegados. Y parece que todo conecta, pero a parecer es a lo que dedicas, supongo. Y hacemos planes, ojos negros, ¿por qué no?
Me regalas una rosa, hacemos tortitas y está bien. Me gusta cómo lo estamos haciendo. Me pides que vaya a junta tuya, que quieres algo serio, que no juegue contigo, que le has hablado de mi a tus amigos y a tu hermano de mí, y no sé cuántas cosas más. Quieres verme todo el rato. ¿Cómo logré confundirme tanto?
Entonces decido que podrías ser mi sí, mi intento, mi vamos a probar qué sucede. Rompí mi puta coraza por ti. Y justo ahí, ojos negros, descubro que no eras ese. ¿Dónde queda todo lo que hablamos? ¿Dónde? Podría decir que me molesta, podría decir que me enfada, podría decirte que estoy triste, pero te estaría mintiendo. Porque no siento nada de eso.
Supongo que eres justo el que dijeron que serías, supongo que tendría que haberle hecho caso a los demás. Pero realmente lo que siento es esto: me siento mal conmigo, por no saber distinguir lo que estaba sucediendo. Ojos negros, no eres el que estaba tumbado en mi cama mirándome como si fuese única, no eres el que sonríe como un tonto por estar a un centímetro de mi cara.
Ojos negros, lo que me jode es que cuando estábamos tumbados, pegados, agarrados con las manos, piernas entrelazadas, yo del lado izquierdo, abrazados y tú dándome besos en la cabeza, estaba con alguien que no era real.
Me fastidia que me siga gustando alguien que no existe, ese es el problema.
Quiero contar cómo conocí a M y cómo sería la persona que me ayudó a descubrirme a mí, pero no solo a mí con él, sino a mí misma.
Solo le había visto una vez en persona y yo debía grabar una secuencia para clase, mi carrera era la de comunicación audiovisual. Tenían que aparecer dos protagonistas y necesitaba a una persona más para que lo grabase conmigo. Le dije, ya sé que no nos conocemos mucho, pero ¿me ayudarías a grabar este pequeño cortometraje? Me extrañó, pero me dijo que sí sin pensarlo. Supongo que ese fue el punto clave que me hizo unirme a él tan fácilmente: que seguía cualquier locura que yo le proponía e incluso la hacía mejor. No preguntaba, simplemente confiaba en mí y se lanzaba. Me sorprendió su capacidad de entregarse a algo que ni sabía qué era.
Entonces, fuimos a una playa - que luego sería la nuestra- y lo grabamos allí. Me resulta increíble ver todos los vídeos de aquel momento, porque no sabíamos todo lo que seríamos. Tan sólo éramos dos personas, en una playa y con una cámara, que a partir de ahí lo construyeron todo. Nos veo tan mínimos, tan ingenuos: no saber la importancia que llegaríamos a tener el uno para el otro cuando aún éramos dos desconocidos. Así, grabé el mar -que luego sería el nuestro-, las rocas -que luego serían las nuestras-, nos grabé a nosotros. Mi trabajo trataba sobre imaginar cómo hubiese sido si dos personas siguiesen juntas y no tuviesen que separarse. Trataba sobre lo que pudo haber sido, lo que fue y lo que ya no se tiene, lo que seríamos si no hubiésemos sido nosotros dos. Quedé muy contenta con el rodaje, porque sin darme cuenta, estaba grabando lo que sería la realidad. Se convirtió en verdad lo que pensaba que era ficción.
Entonces no sé cuándo, pero no necesitaba decirle que pusiera alguna mirada, que hiciese algún gesto para parecer que estábamos unidos, porque algo ya nos había conectado mientras grabábamos, porque sus ojos ya estaban clavados en mí y los míos en los suyos, llegó una parte en la que no estábamos actuando, estábamos siendo los personajes. Encariñándonos el uno con el otro. Nos pusimos a tirar piedras al mar, nos reímos, corrí por la arena, nos tumbamos en la hierba, nos señalamos mutuamente "¿ves aquí, este punto? te he dibujado algo invisible en la piel, que lo llevarás siempre estés donde estés". Eso pasaría luego. Y muchas más cosas. Pero nosotros no lo sabíamos y era tan dulce no saberlo. Me gusta mi carrera por esto, porque puedes volver a ver lo que ya no sucede y sentir como si estuvieses ahí. Vuelvo a ver esos vídeos y mi mente, que olvida todo lo que le duele, por un poco parece encenderse y comprender.
Así fue cómo surgimos nosotros: a través de un cortometraje. Y, a partir de ahí, lo único que puedo decir es que aprendimos juntos. Tú viste cómo maduraba y me convertía en la persona que soy, estuviste cuando me saqué el carnet de conducir, cuando quise crear una casa dentro del coche y me seguiste el juego, cuando dije escapémonos y tú trajiste las mantas y la comida, cuando te ayudé a crear unos muñecos feos para tu clase, me viste llorar, reír, la cara que ponía cuando conocía sitios nuevos, cómo no sabía cocinar, cuando probé una hamaca y casi me caigo, cuando me escondiste un set de dibujo debajo de la cama, lo descubrí y me dijiste que confiabas en que lograría mis sueños, creías en que podía ser ilustradora, escritora, lo que quisiera. Contigo supe lo que era quedarse en cama mirando al techo hablando de absolutamente todo, lo que era abrazar a alguien y querer quedarse ahí. Todo esto vendría después y mucho más. Pero nosotros no lo sabíamos y lo veo y me parece tan bonito que no lo supiésemos.
Supongo que por eso quería contar nuestra historia, M, porque aunque cada uno tuvo que seguir por su lado, siento como si algo siempre nos fuese a conectar. Y supongo que ese algo es esto, más que amor, más que protección, más que cariño, es que tú y yo pudimos hacer algo aún más grande que todo eso: aprendernos el uno al otro, aprender juntos.
lo que pudo haber sido, lo que fue y lo que ya no se tiene, lo que seríamos si no hubiésemos sido nosotros dos.