domingo, 13 de febrero de 2022

paraguas

Vi por la ventana que estaba lloviendo.
Recordé que debía llevar paraguas. Pocas veces me acordaba, sin embargo, vacilé si cogerlo.
Lo miré durante un rato y salí sin él.
Iba por la calle y me estaba empapando.
Caía la lluvia, era de tormenta y en lugar de personas solo veia paraguas de colores. Me miraban raro. Debían de pensar que estaba loca, se me mojaba la ropa, el bolso, el pelo y borraba mi maquillaje. Y aún así de ningún modo me escondí de la lluvia. No me importaba que la gente me mirase. Me encantaría haberles explicado lo que pensaba.

Una vez leí una frase de Bob Marley que decia: Tú dices que amas la lluvia, sin embargo usas paraguas cuando llueve. Tú dices que amas el sol, pero siempre buscas la sombra. Tú dices que amas el viento, pero cierras las ventanas cuando sopla. Por eso tengo miedo cuando dices que me amas. Y aunque ya la habia leído antes, ahí la comprendí.
¿Cómo podía decir que me gustaba la lluvia y escapar de ella?
¿Cómo podía tener esa tendencia de alejar lo que deseo?

Repelemos a lo que amamos.
Porque creemos que querer nos hace vulnerables.

martes, 8 de febrero de 2022

Eso te respondí

Le dije una de las expresiones más sinceras que recordaba haber dicho desde hacía mucho. Salió así de mi boca, lo solté y tal vez no comprendí la inmensidad de lo que pronuncié. Hacía tanto que no decía algo tan desde dentro, tan verdad, tan cansado y frágil. Que no me mostraba vulnerable ante alguien, porque nunca lo hago, porque me cuesta. Y me sentí por una vez yo misma.

Nunca me eligen.

Eso le respondí a una persona, pero le podría contestado cualquier otra cosa. Como que nunca se quedan. Que a mí nunca me elige nadie. Y no lo decía quejándome, ni siquiera reclamando algo. Lo solté porque lo necesitaba, soltarlo. Nunca me colocan como "esa persona", como de la que le hablan a los demás con un cariño increíble, como es una parte de mí y no necesito más. Que pueden pasar mil cosas y aún así, la escoges, una inercia te hace estar ahí. Que estoy en el último puesto, que tan sólo soy otra opción, que no llego a tener esa conexión, ese entendimiento con alguien. ¿Qué hay más amor que el entenderse el uno al otro? Y conmigo nunca es. Nunca. 

No consigo esa confianza, esa naturalidad, ese saber que va a estar ahí, ese compromiso, esa estabilidad, yo siempre soy la que escribo. La que se queda hablando de cosas y no con la que se quedan.

Entonces no quieres saber nada de nadie, no
hasta sentir que perteneces a algo, que algo es tuyo

que por una vez sí te eligen.

sábado, 5 de febrero de 2022

Es que

 Marzo, no sé qué tienes. 


Meses atrás me abrazan y puedo sentir cómo me acogen.

Septiembre me hace comenzar y asentarme ante lo nuevo. Entonces empiezo a creer en mí misma, me digo que puedo y todo florece. Joder, parece tan bonito. Creo que puedo comprenderme y me apetece conocerme, me siento receptiva. Entonces llega octubre y no sé cómo llegaste, pero encajas aquí. Las cosas surgen de una manera que parece que vibramos en la misma sintonía y entonces no me hace falta decir nada. Claro que me abrazas, siento que puedo estar justo en el lugar correcto y mi alrededor cobra sentido. En noviembre ya me estaba acurrucando en tu camiseta y tú decías que no querías nada más. Y en verdad lo pienso, ¿qué más podía querer yo? Yo tampoco quería nada. Solo que no fuese una ilusión. Y en diciembre y en enero y llega febrero y me siento prendada. Estos meses son indescriptibles porque me decían cosas joder cosas llegaban y entonces hacíamos planes y nos encerrábamos en un coche y no sé escribir en serio, no lo sé. Me cuidaban y me guardaban y me tenían en cuenta y creía que sería verdad, quería creerlo. Estoy en el mismo momento que no quería, hablando a una persona que no debería por locura y que no quiere saber nada de mi. Porque es marzo.


Y no estás.