sábado, 23 de febrero de 2019

Carácter destructivo

Tú y yo acabaremos juntos.
Dijiste.

Y sí.
Acabamos el uno con el otro.

Bésame por favor

tengo muchas cosas que
decirte
en la punta de la lengua
pero para
qué
recordártelo
si sé que no las vas a venir a buscar.

Quédate con

alguien que, sin ser el primero
con el que has estado,
sepa inventarse primeras veces.

viernes, 22 de febrero de 2019

sábado, 16 de febrero de 2019

Qué sabrás tú

Qué sabrás tú de amar.

Cuando nunca lo has intentado.
Te ha llegado.
Porque sí y has dicho.
Esto debe ser querer.
Y crees hacerlo.
¿Crees que se trata en serio tan sólo
de alimañas concéntricas que se rebotan
por sentir tus coxales sobre sus muslos?

Has metido el dedo con delicadeza
removido en su interior
inspirándote en viejas composiciones
atrofiadas que otros decidieron decir
que son las normas
de estar con alguien.

Crees saber amar.
Cómo puedes saberlo.
Si no sabes quién soy.
Si no me has conocido.
No has visto como te miraba
cuando te ibas cuando tu espalda
desdibujaba en darse aquella vuelta
helicoidal
que no sucedía.
No has comprendido lo que te he dicho
detrás de lo que dije
las horas que las paredes me han hablado
cómo he rascado para que
no te fueras no te fueras no te fueras
te fuiste.
Tampoco te diste cuenta de los
meses que no supe nada de ti
y mis conversaciones se reducían
a hablar de tu cara joder tu cara
y sobre el lunar de tu cuello
sobre lo que haría
y lo que no hice
y no me atreví
y los lunes de trabajo
y tardes que se adormecían
en mis piernas sobre las tuyas
con mi torso bajo tu brazo
pero no sucedió
prometimos comentamos
ya nos veremos
transgredimos
hace tiempo que no te veo.

Qué sabras tú de amar
si nunca me has mirado.

domingo, 10 de febrero de 2019

viernes, 8 de febrero de 2019

Compulsividad

Me comencé a obsesionar.

Pero no os confundáis.

No era ese tipo de obsesión.
No era una obsesión insana.

Es como quién lleva todo
este tiempo creyendo en algo tan
firmemente que no es
consciente de que la mayoría de veces,
cuando crees saber absolutamente
cada una de las cosas que te rodea,
tan sólo eres ignorante un poco más.

En este caso, necesitaba saber
de un modo inapelable, 
inaplazable, inmediato
cómo ataba los cordones de sus zapatos.

Diréis que no tiene sentido 
como todo lo que no se comprende 
que tiende a criticarse.

Yo sabía todo de él
había observado en sabio discreto
bello callado silencio
cómo se tocaba el pelo, cuando
fruncía el ceño ante lo que
no comprendía,
su cabecita ladeada, su pose
tranquila, su barbilla marcada
mientras sus manos
dormían acurrucadas a sus bolsillos.
Sabía de ti como si
tú pudieras conocerte a ti mismo
y verte reflejado en ello.

Pero cómo ataba los cordones de sus zapatos.

Lo haría decidido,
de una manera suave, intranquilo
a lo mejor rápido,
doble nudo con delicadeza
para sentirse seguro,
los metería por dentro por temor
a tropezarse,
miedo a lo incontrolable.
Le gustaría empezar por el cordón
derecho, sería ese su lado preferido
de la cama.
Cada vez lo haría distinto, porque
no le gusta la monotonía.
O ni los entrelazaría porque no le
gusta comprometerse
no pretende envolverse conmigo.

Si hubiese sabido cómo los ataba
hubiera sabido demasiadas cosas.

domingo, 3 de febrero de 2019

Quién sino

Me he encontrado con un desconocido
y le he mirado a los ojos.
Tenías que ser tú.