lunes, 31 de octubre de 2022

nos hundimos, cielo.

no sé qué hacer,

no sé salir a flote contigo.

nos estamos hundiendo, cielo

nos hemos quedado en el fondo

y no sabemos seguir.

nos hundimos constantemente.

aquí estancados en las ventanas de mi habitación,

no recuerdo cuando dejé de ser el océano que decías,

                                      "tienes ojos de océano"

zapatos que se olvidan de cómo se volvía a casa

cuando deja de ser tu casa.

mis libretas ya no huelen a verano

escucho canciones de las que no quiero entender la letra

¿para qué entender lo que no quiere ser comprendido?

nos hundimos, cielo

ni Escocia, ni Braga, ni la Habitación

que tanto me gustaba saben que tú te vas lentamente

porque todavía no me atrevo a decírselo.

que dejé de ser océano.

las conversaciones son monosílabos 

divididos  mitades, en lugar de voy, 

un no puedo

en vez de quiero, un tendría, un debería

mientras espero algo que sé que no llega pero yo espero

porque lo pido y cuando lo pides sabes que no tendrías que pedirlo

que tendía que salir solo pero lo pides pero esperas aunque no llegue espero

nos hundimos, cielo


no supimos salir a flote. te hubiese preguntado:

en qué punto se tocan el océano y cielo              cuando los dejas de ver 

a lo lejos                 y dejan de ser           cuando no se ven                

océano y cielo.



sábado, 24 de septiembre de 2022

qué fácilmente me rompo

 quiero alguien que esté conmigo por completo, si no vas a luchar por mí, el mejor favor que puedes hacerme, es irte.

domingo, 14 de agosto de 2022

miércoles, 10 de agosto de 2022

la única que quieres

 no quiero sentir esto, no quiero ser una pausa, un punto y a parte, una flexión entre dos posibilidades que no llegan a encontrarse. no quiero sentir que no sé donde estoy, frotarme mis ojos porque los tuyos no me miran, tensar mi cuerpo cuando pienso en tú, en lo que representas, pensando que yo no llegaría a ti por mucho que me estirase. porque siempre sucede así, que no me tienen claro, nadie me tiene claro. no quiero. no lo mismo. no quiero sentir, así, sin más. paso de sentir. me hace vulnerable. no quiero ser la que espera, la que llama, no quiero creer que me escogerían mí, porque sé que no es verdad, porque es crearme ideas que no existen, que son impensables. luego me decepciono. no puedo permitírmelo. es demasiado. no puedo permitirme ni lo más mínimo creer que de todas las opciones 


yo podría ser la única que quisieran.

viernes, 5 de agosto de 2022

necesitas superar esto

 ¿qué más debería de decir? ¿que deberíamos de haberlo hecho de otra forma? y cuándo no ha sido así. cuándo no he sentido que millones de cosas las tendría que haber hecho de otro modo completamente distinto.


el sentimiento de que sabes que debes de pasar algo para poder superarlo. y quieres pasar ya a la fase de superación pero antes sabes que te queda un camino jodido para poder llegar. y no te ves capaz.


dónde te has metido, qué has hecho, igual solo tienes lo que estabas buscando. sabías lo que iba a pasar, lo tenías claro. ¿tanto te odias a ti misma como para haberte hecho esto? cuánto amor propio te falta.



solo existimos nosotros dos

 veo el cielo a la mitad.

no sé describirte esta sensación.

hacía mucho que no la sentía.

escucho el viento en las ventanas

petándonos contra el cristal,

hojas moviéndose, un coche al fondo

con música bastante alta. 

no importa, no importa nada que no esté

aquí adentro.


¿qué siento?

mi cabeza está desordenada

pero me gusta sentir esto:

que todo está completamente callado

y quieto.

sólo existe el interior de este coche.

me he quedado completamente en blanco.

no hay letras de canciones que se repiten 

en mi mente, ni escenas que imagino,

ni conversaciones olvidadas, cosas que debo hacer

y no quiero.

no hay nada.

solo veo el cielo a la mitad y me gusta.


sonidos lejanos, una rama que se cuela

por la ventana derecha mientras se te achinan

los ojos

estoy cómoda aquí,

no sé quienes somos, pero no lo estoy pensando.


dos manos perdidas que se encuentran

como en medio de una tormenta.


consigues que se enciendan las luces

que escuche permanentemente el

sonido de olas, 

nubarrones azules, rosas,

un pájaro volando sobre  el mar,


si lo que veo es la mitad del cielo,

la otra mitad somos nosotros.

sobre A

- Ese es nuestro puto problema.

- ¿Cuál?

- Que somos jodidamente iguales, odiamos igual, tú me haces algo y yo buscaré algo peor para hacerte, porque así actuamos, así funciona nuestra mente, de la misma manera. Aunque no queramos admitirlo, de manera inconsciente lo hace. Y es agotador porque es como si crearas una guerra contigo mismo todo el rato.

- También queremos de la misma manera.

- ¿Mal, aries, te refieres a eso? Ninguno sabemos hacerlo. Esa es la razón por la que no podemos estar juntos, porque somos exactamente iguales y si eso, en parte, puede generar una conexión impresionante, también puede ser la causa nuestra destrucción.


extendida

 ¿Alguna vez has ido de copiloto en el coche y has colocado tu mano extendida fuera de la ventana? Cuanto más rápido ibas, más soplaba el viento tu mano, tu antebrazo y lo llevaba hacia atrás. Sin embargo, cuanta más lentitud, tu mano se sostenía sobre sí misma. Esto es en lo que estoy pensando mientras conduces. En la presión del viento en mis dedos, como si me pudiese dejar de llevar aunque fuese solo con esa parte de mi cuerpo. Se inclina y vuelve, desciende y sube. No puedo apartar la mirada mientras el paisaje se desdibuja. De pensar en que estoy dejando que se mueva sin predecir mis acciones. No es algo usual en mí. 

No sé dejar de querer a alguien. Me doy cuenta de eso mientras pasamos por mi playa favorita. Quizás dejar de querer tiene que ver a algo parecido a lo que hace mi mano, dejarse llevar. Parece un estupidez. Pero si mi mano se inclina hacia atrás veo el campo en el que acampábamos, el paseo en el que patinaba y casi me caigo, el olor a mi pueblo en los árboles, me veo en tantos escenarios que se me juntan y siento que voy a colapsar. Entonces consigo enderezar la mano y volver a donde estoy. Vale, sigo dentro del coche. Hago un esfuerzo para que el viento no me lleve de nuevo hacia atrás pero lo hace. Vuelvo a querer lo que no tengo, no sé dejar de hacerlo. 

Por eso, dejo que se incline como quiera. Inercia, distensión. Igual el problema no es volver atrás, sino quedarse ahí. Igual la fórmula para dejar de querer es no pretender hacerlo. No debía evitar que mi mano fuese hacia atrás por la única razón de que era el impulso que la hacía poder conseguir la estabilidad.





miércoles, 20 de julio de 2022

Valórate

La hemos jodido. Corazón, mente. Lo siento. Lo intenté. Pero la jodimos y mucho. Hemos vuelto a sentir. Por alguien que ni siquiera nos llena. Pero que algo tiene. Y del que te tienes que alejar porque no te valora, porque primero estás tú y porque pasa de ti como quiere. Duele, joder, duele y vas a tener ganas de todo. De ignorarle, de odiarle, pero sobretodo, de llamarle, de volver a estar con él, porque te sientes sola y necesitada y buscas amor en cualquier parte, de sentir que unos besos te llenan. Y sé que lo harás. Pero no, no la jodas más, no dejes que te pisoteen. Que vuelva las veces que quiera sin cambiar, que se acomode significa que no te quiere lo suficiente. Sientes porque eres persona, acepta que sientes eso pero no dejes que te condicione. No le dejes volver, aunque te vuelvas loca, aunque te subas por las paredes, aunque sientas rabia, no lo hagas. Por una vez no, déjalo.

jueves, 14 de julio de 2022

en pausa

 Hablé de ti. No solía hacerlo, ni siquiera conmigo misma. No es que no quisiera, pero...bueno. Las cosas eran distintas y fue como si me hubiese colocado un bucle que me hacía reiniciarme cuando mis pensamientos se iban hacia ti. No volví a hablar de tu persona desde que te dejé de conocer. 

Bueno, sí lo hacía, pero a mi manera. Cuando me preguntaban te describía como si hubieras sido un cómo y no el por qué. Hablaba como si no existieras, supongo que esa fue la diferencia de todo lo que dije anteriormente. Que supe contar cosas sobre ti como alguien que sí, seguía existiendo. Porque quizá eso es lo que mi mente todavía no asimila, no es que no seas tú, no es que te hubieras ido, marchado al extranjero, es que seguías aquí tan cerca cerca cerca y la única razón por la que no existías era porque querías eso. Dejar de hacerlo para mí. Y eso no cabía en mi cabeza que no que no. Que lo hubiésemos querido así.


Hablé de ti. Y mi error fue que después de tanto no me permití llorarte, no me permití desde no sé cuando, sentir nada relacionado contigo. No es que te hubiese echado, algo mucho peor, te había dejado en pausa. No me había alejado, no te había separado, no había colocado la palabra distancia en medio, te había dejado ahí. El punto entre el nada y el todo, te había pausado porque es lo que haces cuando las cosas se descontrolan, pausa. Y ese fue el problema. Le dije a una persona hace poco, "no puedes haber cambiado tanto solo porque alguien haya actuado así, que una actitud suya, provoque que tú seas alguien completamente distinto, no me lo creo". Y sí, sí, claro que sí. Claro que alguien te puede influir lo suficiente como para que modifique todas tus conductas. No es justo, lo sé. Pero pasa así. Incluso sin darte cuenta.


Entonces sabes que cuando cogiste el coche para perderte por el campo sola, pensando que la razón era la desconexión. No. Te equivocabas, lo hiciste por esa persona. Cuando aquella vez decidí conocer a esa persona nueva y dije aquello o hice lo otro, tú estabas detrás. Detrás de todo lo que fui porque estabas en pausa, influyéndome, causándome. Y yo no lo veía, sabía que en el fondo hacía a veces cosas sin sentido y  no sabía que la causa eras tú. Aún habiendo pasado ya tanto, aunque en mi mente te 

hubiera

olvidado

por 

completo.


Joder.


¿Cómo se siente al saber que una personas distinta a ti misma te ha hecho ser quién has sido en tantas situaciones? Esto fue lo que hablé sobre ti y estaba dándome la respuesta a tantas cosas sin saberlo. Que no me merecía aquello. No me merezco esto. Lo veo tan claro. Había pausado que sabía sentir, había pausado lo que era que un abrazo me llenase, una mirada, había pausado estar tirada en una cama con las persianas bajadas y estar ensimismada solo por las historias que nos inventábamos, hablábamos tú y yo todo el rato, es que todo 

y no recuerdo tener que parar yo 

porque no había nada alrededor nuestro, dos, nosotros, en movimiento. Por eso a veces me quedo parada, mirando a la gente, a los paisajes, porque una vez no necesité nada más para que a una persona para ver una cinta de película rodando, 

por eso prefiero callarme, por eso me escondo en mí, por eso no sé reírme.No lo sé porque supe lo que era y me jodía tanto saber que no iba a tenerlo, que prefería no tenerlo por elección propia.

Esto dije sobre ti. Me dolió tanto que no dejé que me doliese, lo pasé mal porque no me dejé pasarlo mal y lo escondí. Estaba ahí, como dije antes, en lo que pensaba pero en pausa, pero tenía tal bloqueo. ¿Cómo vas a cambiar algo que no sabes el por qué?

Y cuando hablé de ti sinceramente lo supe: debía dejar de ponerte en pausa. Así que sí. Vuelves. Sucedes en mí. Lo acepto. Acepto que no soporto la idea de que me gustaran tantas cosas de nosotros, acepto que igual nunca me vuelva a sentir de esa manera (pero lo haré de formas distintas, supongo, y está bien, lo va a estar, en serio), acepto que quiero que vengas, que quiero verte, que me he quedado estancada, que siento rabia porque tu hayas, te hayas rehecho sin mí, porque quieras sin mí, porque cualquier cosa que hagas será sin mí. Acepto que deseo recibir cualquier cosa tuya y también acepto saber que no llegará. Que sé que si le doy a continuar te quedarás mucho más y tardaré más en superarte, pero lo hago porque sé que tengo que enfrentarme a ello. 


Puedes continuar y yo también.

domingo, 10 de julio de 2022

estoy mirando por la ventanilla

 Estoy mirando por la ventanilla, las casas se mueven fugaces, a veces veo personas y me gustaría ser solo por un momento ellas. Sé que parece una estupidez, pero pienso en cómo sería ponerme en su lugar, tal vez para sentir algo distinto a lo que estoy sintiendo en mi interior, cuando las miro pasajeras desde mi ventana. Qué triste. La necesidad de ser una persona diferente a la que eres. Hay tantos temas de los que podría hablarte, tantos. Pero no lo hago. De los árboles, de qué hice ayer, de cómo me río con programas cutres de la televisión, de cosas que quiero hacer y no me atrevo, que me tropecé al salir de casa, me gusta cómo entra la luz por tu lado del coche, el reflejo que hace en tu cara, que no pude dormir hasta las tres de la madrugada, o sobre aquel sitio para viajar, o que prefiero leer por las noches.

En lugar de eso me callo y sigo mirando por la ventana. Me preguntas qué tal ayer, sé que podría contártelo, pero sin más explicación de repente me resulta demasiado incómodo, complicado, contarte cualquier banalidad, así que me limito a responder un simple bien. Yo no quiero saber cómo te fue a ti. ¿En qué piensas? Me preguntas. Nunca sé qué decir a eso. En nada. No me lo creo ni yo, siempre estoy pensando en algo. Igual en las cosas que debería de haber hecho, las que no soy capaz de decir y las que me gustaría hacer. No es una buena combinación, pero cuando no me gusta donde estoy, soy capaz de esconderme en mi propia mente, crear historias para no pensar que no quiero estar en esa situación. No te has creído que no pensaba en nada y me parece bien. Sé que no insistirás, ni dirás que sabes que no es así.

Ahí supe que haría esto durante el trayecto, memorizarte. Así que aparto por una vez mis ojos del paisaje, de las casas, de las personas, para centrarme solo en ti. Lo expresivo que eres con los labios, las rallas debajo de tus ojos cuando algo te hace gracia o te resulta curioso, la forma que tienes de estirar los dedos, la sudadera que llevabas puesta, que apartarías la mirada si te la sostengo.


Nos paramos y sé que hemos llegado. 

Repaso entero quién eres, quién soy contigo.


Hasta luego.

La primera, te la digo a ti. Y te vas. La segunda, me autoconvenzo.

Siempre guardaré la fotografía que te hice con mi mente.

sábado, 9 de julio de 2022

R

sábado.

me haces falta.
mi cuerpo necesita saber que todavía es capaz de sentir hacia algo.

nada más relevante que contar.

martes, 28 de junio de 2022

sentir eso

no estoy triste porque me dejen, porque pierdan el interés. lo que de verdad me duele es sentir que lo hago yo. que ha dejado de ilusionarme alguien. siempre pasa así.
porque eso significa. que tengo que volver a empezar. que por mucho que lo intente, ya no podría volver a estar con esa persona.

jueves, 16 de junio de 2022

Aceleraste

 444 HHH esa era la matrícula de tu coche.

Cuando la vi te dije que me gustabas por eso. A mí las personas me atraen por cosas distintas a lo que lo hace la mayoría de gente. A mí de ti me atraía eso, que tuvieras números seguidos en la matrícula del coche. Porque tenía una creencia, cuando veías varias letras y números seguidos, suponía que te iban a dar un regalo o que alguien te iba a decir te quiero. Siempre lo he pensado. Así cuando esperaba en los semáforos, me fijaba a ver si los veía en el coche de alguien. Y al conocerte a ti, los tenías.


Me montaba en tu coche blanco, te miraba nunca más de cinco segundos, me guiñabas el ojo y yo giraba la cabeza hacia la ventana. No me gusta mirarte cuando me miras así. Arrancabas y las cosas parecían demasiado lejos de nosotros. "Vete despacio". Ni puto caso. Subes la música.

 Que soy un poco pieza, pero tú eres un jaleo. 

Todo iba rápido.


Entonces acelerabas y, a mi alrededor, todo se movía. Y parecía tan insignificante, tan borroso, con tan poca importancia. Yo cerraba los ojos y sentía la velocidad. Me sentía libre, pero no te iba a dar la razón.

- O vas más despacio o me bajo. 

- Adelante. 

Estar contigo era un desafío constante. 

Se perderán las noches de guerra fría, los besos que no me dabas junto a la ría.


Entonces yo lo hacía, me iba a perderme por medio del bosque. Corrías detrás mía y decías que íbamos a bailar. Estabas como una cabra. Ahí supe que me gustaba la velocidad. Ver que las cosas pasaban y se iban y no importaba. Que me daba igual, que solo quería alejarme de todo y que nada me influyese. Hacer lo que quisiera, se trataba de eso, ¿no?


Después de aquello llegamos, me bajé y vi alejarse tu bmw blanco.

Te fuiste rápido. Cómo no. La verdad, todo iba rápido excepto yo

incluso tú, quizá ese fue el problema.


No volví a ver nunca más la matrícula 444 HHH.



sábado, 11 de junio de 2022

te dejo a medias

sólo me quedan tres de tus cervezas. me estoy tomando una. no. no es que me gusten. pero eran tuyas. y aquí no hacen nada. de hecho. odio el sabor de la cerveza. es amargo. soporto el primer sorbo, el resto los tomo a desgana. pero tú me enseñaste a querer lo que no me gusta, ¿no?

supongo que esa era la idea,

que me enganchase a algo aunque lo odie. por eso ahora estoy bebiendo una cerveza y te pienso. bueno. no está mal. tengo las mejillas rojas porque fui a la playa. se estaba bien sin ti. no digo tan sólo en la playa. sino a aprender a existir sin que sigamos juntos. es...distinto. como resetear. volver a hacer las cosas que hacía antes de conocerte pero haciéndolas de una manera diferente porque no soy la misma. nunca lo somos.

dicho así suena bien. es fácil autoconvencerse cuando no queda otra opción. joder, cómo cuesta.

abro la ventana de la cocina. parece que tu coche está aquí. es insoportable. a esto me refiero, ¿ves? no lo soporto pero pienso y necesito que esté aquí. escucharía tu motor de lejos y entonces. sin verte. sabría que habrías llegado. 

solo de pensarlo me tenso. así que bebo otro sorbo. puaj. confirmado. realmente asqueroso, ¿cómo podía gustarte esto? esta pregunta no sé si me la hago a mí o a ti.

veo las constelaciones. pero eso me gusta. mucho. así que aparto la mirada de ahí y la dirijo hacia la calle. recuerdos. imágenes nuestras. tu cara. tu cara mirando hacia un lado. tu cara sonriendo. tu cara cuando te enfadabas. tu cara cuando no tenías nada que decir. tu cara cuando estabas divertido. cansado. durmiendo, desayunando, conduciendo, hablando de lo que te gusta. 

o

dian

do

me.

otra vez escucho la música horrible que te gustaba y ponías en el coche. se me revuelve el estómago. joder. esto es peor que tu puta cerveza. aún está llena por más de la mitad. me está costando casi tanto como dejarte.

abro la nevera. se está haciendo la cena. miro. sí. voy a echarle tomate. no es que no me guste el tomate. es que no me gusta cuando lo juntas con ciertos ingredientes. es horrible. por eso voy a hacerlo. porque. como dije antes. me hiciste querer lo que no me gusta.

está siendo difícil.

cierro la ventana.


dejo la cerveza a medias y a ti también.

lunes, 16 de mayo de 2022

disparas

entonces tú disparas.

dijiste que estaríamos en el desierto,

yo quería creérmelo, que tú serías arena

y yo océano y que constantemente

estaríamos separados por la orilla.

yo me quedaría aquí encerrada

y tú estarías allí fuera, 

porque en eso habíamos quedado:

estar tan separados como alguna vez´

quisimos estar juntos.

sería tan bonito.


pero disparas. no sé por qué lo haces.

tus palabras saben a guerra

y yo pido un alto el fuego.

y entonces sé

cuánto vacío había en ti 

para que yo me vaciase por dentro

para llenarte para seguir siendo aquello ´

que  no soporto.

sería como si hubiese mar en el desierto

sería como una flor en medio de la ciudad

un bosque en mi armario.

sería tan irreal como todo esto.

dos opuestos que se juntan y que por eso

se atraen el uno al otro.


te imaginas lo que sería

que siempre pusieras una canción

 y yo no supiese su título,

un no te saco de mi mente

pero hieres mis sentidos,

como acercarme a ti y sentirme lejos

de lo que fuimos.


te imaginas como hubiese sido si no

hubieras disparado,

si nos hubiésemos quedado 

en cuando nos conocíamos.

si no hubiese hecho tanto frío en tus manos 

tan helado, tan poco creíble, tan incómodo.

si no hubiese esperado, esperado, esperado

que sucediese algo que nunca me diste.

podría suponer tanto sobre qué hubiese pasado

¿hubiesen podido las cosas ser de otra forma?

me repito. todavía no tengo una respuesta.


entonces tú disparas.

apuntas

pero no hacia mí:


yo soy la bala perdida.


lunes, 9 de mayo de 2022

Carta que te escribí

Te vas. Antes, había dos palabras que no decía aunque las sintiese, te quiero. Ahora hay otras dos nuevas: te espero. La que soy te espera, la que seré no lo sé. Pero la que fui, esta, siempre existirá es este instante, esperándote, aunque la de después no vuelva a encontrarse contigo.

Si alguna vez olvidas la sensación de estar en casa, lee esto y recuérdalo.

Tuya.

sábado, 16 de abril de 2022

Cuando estaba contigo

No es porque te siga queriendo

sino porque echo de menos, la forma en la que yo sabía querer

cuando estaba contigo.

sábado, 9 de abril de 2022

quedarnos no sé cómo

 aceptamos aquello que creemos merecer,

el amor que nos dan,  lo transformamos en propio

y entonces pedimos, quedarnos no sé cómo

repetir una sensación que no existe

que nos miren como lo único y no como a cualquiera

no ser imprescindibles pero sí necesarios


entonces pedimos que funcione, por favor,

pedimos pausa, cometemos errores, que no 

avance el desierto que se extiende entre nosotros

cuando decimos ven mientras queremos marcharnos

no sentir que fuerzas algo que nunca pasa

que pides algo que no te quieren dar


ahí, comprendemos que si aceptamos que nos quisieran

de esa manera, fue

porque considerábamos que no merecíamos más.


jueves, 31 de marzo de 2022

No sé querer

 M, sabes que a veces te escribo a escondidas. Sigo haciéndolo. Es más fácil explicar algo cuando piensas en que alguien te está escuchando. Tú en mi mente, me escuchas. 


¿Sabes lo mejor que le he dado a alguien? Te reirías. Pero fue alejarme. Te acuerdas cuando te decía que te he dejado, aún queriéndote. Es complicado.

Mi cuerpo se ha acostumbrado al caos desde ti. A que mis emociones salten y no sigan una estabilidad y siento que he cometido mil errores, que me he separado de la persona que pensaba que era. He tenido actitudes que nunca pensé que tendría. M, sé que no es tu culpa, pero te quise tanto que el problema es que siento que no me quedaba amor para nadie más. Y cuando este no te queda, solo sabes dar otras cosas que se alejan mucho de este. Entonces igual daba algún tipo de cariño, afectivo, risas forzadas. Todo lo justificaba dejándome llevar "sí, hay que dejar que todo fluya, pero también hay que tomar decisiones". Esta es la mía. Escribirte siempre es una buena opción, me ayuda a despejarme.

¿Sabes lo que pasa cuando te acostumbras al desastre? Que estás constantemente en conflicto contigo misma y con tu alrededor, entonces te parecen normal las discusiones, las explicaciones, las acusaciones, no saber en qué punto estás en tu interior y con las personas. Y lo peor, es que no te das cuenta de que eso no debe de ser así, hasta que remueves, como cuando haces limpieza en tu habitación y encuentras cosas que te hacen recordar la persona que solías ser. 

Me da miedo, M, pensar que no sé querer.

En un sitio que conozco

 Siento que mi alrededor se difumina, parece un cuadro. No lo sé pintar. No encuentro el pincel, aunque sé que lo sostengo con mi mano. A mi izquierda, mi derecha, siento velocidad. Todo se está acelarando demasiado y no consigo pararlo. No encuentro la palabra adecuada para decir para. Sé que me quedo atrás, me piden que siga el ritmo y no sé ni en qué acorde van. Me siento estancada y me piden que diga demasiadas cosas cuando no sé ni pensar. Lo dejo en blanco, humedezco el pincel, me olvido un rato de cómo se habla. 


Pido pausa. Se escurre por todas partes. Solo necesito encontrar en mí lo que aún no sé. Me he perdido en un sitio que conozco.

domingo, 13 de marzo de 2022

el amor en unos ojos

Vi el amor en unos ojos. La estabilidad se tumbaba en ellos y solo podía pensar cómo podía hacerme yo con una mirada así, no con su mirada, sino con la forma que tenían de mirarse. Me pregunté cómo lo habrían conseguido, dos pares entendiéndose y admirándose. 

domingo, 13 de febrero de 2022

paraguas

Vi por la ventana que estaba lloviendo.
Recordé que debía llevar paraguas. Pocas veces me acordaba, sin embargo, vacilé si cogerlo.
Lo miré durante un rato y salí sin él.
Iba por la calle y me estaba empapando.
Caía la lluvia, era de tormenta y en lugar de personas solo veia paraguas de colores. Me miraban raro. Debían de pensar que estaba loca, se me mojaba la ropa, el bolso, el pelo y borraba mi maquillaje. Y aún así de ningún modo me escondí de la lluvia. No me importaba que la gente me mirase. Me encantaría haberles explicado lo que pensaba.

Una vez leí una frase de Bob Marley que decia: Tú dices que amas la lluvia, sin embargo usas paraguas cuando llueve. Tú dices que amas el sol, pero siempre buscas la sombra. Tú dices que amas el viento, pero cierras las ventanas cuando sopla. Por eso tengo miedo cuando dices que me amas. Y aunque ya la habia leído antes, ahí la comprendí.
¿Cómo podía decir que me gustaba la lluvia y escapar de ella?
¿Cómo podía tener esa tendencia de alejar lo que deseo?

Repelemos a lo que amamos.
Porque creemos que querer nos hace vulnerables.

martes, 8 de febrero de 2022

Eso te respondí

Le dije una de las expresiones más sinceras que recordaba haber dicho desde hacía mucho. Salió así de mi boca, lo solté y tal vez no comprendí la inmensidad de lo que pronuncié. Hacía tanto que no decía algo tan desde dentro, tan verdad, tan cansado y frágil. Que no me mostraba vulnerable ante alguien, porque nunca lo hago, porque me cuesta. Y me sentí por una vez yo misma.

Nunca me eligen.

Eso le respondí a una persona, pero le podría contestado cualquier otra cosa. Como que nunca se quedan. Que a mí nunca me elige nadie. Y no lo decía quejándome, ni siquiera reclamando algo. Lo solté porque lo necesitaba, soltarlo. Nunca me colocan como "esa persona", como de la que le hablan a los demás con un cariño increíble, como es una parte de mí y no necesito más. Que pueden pasar mil cosas y aún así, la escoges, una inercia te hace estar ahí. Que estoy en el último puesto, que tan sólo soy otra opción, que no llego a tener esa conexión, ese entendimiento con alguien. ¿Qué hay más amor que el entenderse el uno al otro? Y conmigo nunca es. Nunca. 

No consigo esa confianza, esa naturalidad, ese saber que va a estar ahí, ese compromiso, esa estabilidad, yo siempre soy la que escribo. La que se queda hablando de cosas y no con la que se quedan.

Entonces no quieres saber nada de nadie, no
hasta sentir que perteneces a algo, que algo es tuyo

que por una vez sí te eligen.

sábado, 5 de febrero de 2022

Es que

 Marzo, no sé qué tienes. 


Meses atrás me abrazan y puedo sentir cómo me acogen.

Septiembre me hace comenzar y asentarme ante lo nuevo. Entonces empiezo a creer en mí misma, me digo que puedo y todo florece. Joder, parece tan bonito. Creo que puedo comprenderme y me apetece conocerme, me siento receptiva. Entonces llega octubre y no sé cómo llegaste, pero encajas aquí. Las cosas surgen de una manera que parece que vibramos en la misma sintonía y entonces no me hace falta decir nada. Claro que me abrazas, siento que puedo estar justo en el lugar correcto y mi alrededor cobra sentido. En noviembre ya me estaba acurrucando en tu camiseta y tú decías que no querías nada más. Y en verdad lo pienso, ¿qué más podía querer yo? Yo tampoco quería nada. Solo que no fuese una ilusión. Y en diciembre y en enero y llega febrero y me siento prendada. Estos meses son indescriptibles porque me decían cosas joder cosas llegaban y entonces hacíamos planes y nos encerrábamos en un coche y no sé escribir en serio, no lo sé. Me cuidaban y me guardaban y me tenían en cuenta y creía que sería verdad, quería creerlo. Estoy en el mismo momento que no quería, hablando a una persona que no debería por locura y que no quiere saber nada de mi. Porque es marzo.


Y no estás.


miércoles, 12 de enero de 2022

Subrayado en tu página

Y yo no avanzo.

Y tú sigues ahí en alguna parte de la ciudad, a veinte pasos de mi casa, en la frase subrayada de la página 110, en la ramita que cogimos junto al mar, sigues en alguna parte en la que ya no estamos.

Y yo no avanzo.

Y entonces veo que sigues. Que sigues por tu parte. Y que yo voy por la mia. Dos orillas que nunca se van a besar. Y entonces estás lejos, construyendo nuevas cosas, nuevas relaciones y experiencias. Yo escribo en la arena que tuvimos que decirnos que no, porque era lo mejor. No era lo que queríamos, sino lo que teníamos que hacer. No quiero desde ti. ¿Cómo pudo suceder todo tan rápido? ¿Cómo hemos permitido construir nuevas cosas en tan poco? Es injusto para los que fuimos. Entonces tú sigues construyendo rascacielos, mientras yo me siento en la hierba y veo que son mejores que el desastre que quedó aquí. Dejando que todo pase cuando quiera. Observo que es más bonito, que es mejor, que es tu presente.
Un huracán derriba las fotografías, lo que yo trataba de construir, a nosotros.

Y yo no avanzo en nada.
Así mi orilla no existe, la tuya no me llama
y solo quedan en el mar
partes de mí a la deriva.

martes, 11 de enero de 2022

lunes, 10 de enero de 2022

Insostenible

Antes que nada debía tranquilizarme, porque de nada servía estar así. He tocado fondo y lo que hizo colmar el vaso no lo llenó, lo inundó. Sin embargo, yo era la que decidía. Si prefería tener esos sentimientos dentro de mí, porque era yo la que los dejaba entrar, la que le daba mil vueltas una y otra vez a algo que no dependía de mí que fuese distinto. O si lo aceptaba, aunque doliese. Porque con la aceptación permites perdonar a las cosas, las dejas ser aunque no sean como tú quieres. Y a partir de ahí te permites construir nuevas.

Así que debía relajarme: no depende de mi lo que no puedo controlar.

Como dije una vez a alguien: si dos extremos se separan y deben estar juntos, por mucha distancia que haya se volverán a encontrar. Si por el contrario, esos dos extremos se separan y no vuelven a saber nada el uno del otro, sabrán que tomaron la decisión correcta. Así que todo aquello que dejamos libre y no podemos hacer nada con ello, porque aunque nos cueste reconocerlo ya no forma parte nuestra, buscará la manera de encontrar el equilibro por sí solo.

Y supongo que ahí en cuando elegimos la parte que queremos ser: la que sostiene lo insostenible en el recuerdo, o la que se deja a sí misma avanzar.


lunes, 3 de enero de 2022

Amor imposible

Siempre he pensado que me gustaban los amores imposibles. Cada vez que una persona cogía la puerta y esta se cerraba, yo me decía a mí misma: solo quieres a un amor imposible. Y continuamente pasaba esto, con cada uno que pasaba, estaba convencida de que era para lo que estaba hecha, para querer a lo que se va. Y entonces, como un soplido, llegó R.

Cuando conocí a R, yo llegué tarde, porque es lo que siempre suelo hacer. No nos entendimos con el sitio en el que íbamos a vernos. Después de estar un rato juntos, le dije que era una de las peores personas que con las que había quedado. Que estaba incómoda, que no paraba de decir tonterías y que no iba a volver a quedar. Luego, me lo volví a casi encontrar por casualidad, sin embargo, no llegamos a juntarnos. Supe que habíamos estado en el mismo sitio sin estarlo y esto hizo que volviésemos a hablar. La tercera, la cuarta, la quinta vez que nos vimos, no había vez que no discutiésemos o viésemos las cosas de un modo distinto.

Me parecía insoportable y me volvía loca. A veces tenía actitudes de crío y comentarios que no tenían sentido, me parecía un mimado por cosas como que no hiciese su cama o que no quisiese lavar los platos, se pasaba de intenso, no sabía escuchar, trataba de arreglar las cosas cuando no las debería de haber roto y se enfadaba por todo. Y pasaba la tormenta y aún así, volvíamos a estar juntos. Por alguna razón que todavía desconozco queríamos volver.

Y con todo esto fue cuando comprendí algo. Entonces las discusiones las convertimos en razones para desenfadarnos, él se metía conmigo y yo echaba sus cosas fuera de la habitación, lo arreglaba haciéndome el desayuno y yo abrazando su espalda. Me gustaba vernos juntos y decirle que no pegamos nada, que no fuese perfecto, que no encajásemos porque no teníamos por qué hacerlo, porque lo hacíamos a nuestra manera. Las dificultades, en lugar de hacernos decir "es complicado", "esto no puede seguir", "es mejor dejarlo", me hicieron ver que es ahí cuando más hay que estar, cuando no es sencillo.

Entonces pensé que el amor más imposible, es aquel que no se intenta.