jueves, 29 de junio de 2017

Te busco

Todo me sabe a ti, y no estás.

Voy caminando por la calle,
con pasos pequeños, lentos,
cruzando miradas desconocidas
sonriendo ligeramente
divisando tu silueta amarrada
a algún portal donde por última vez
nos besamos.

Y voy intentando
poner tu cara en otros cuerpos,
haciendo que parezca igual
que cuando estábamos juntos pero
sin tanto dolor.

Que no me hieran y me quieran.
Hiéreme como si se tratara de querer.

Y no te encuentro intentando no verte
aún buscándote.
Rozo perfumes y aspiro pieles,
haciéndome a la idea de que
no
eres
tú.

No son tus brazos, en los que tantas veces me envolviste.
Ni tus manos, grandes, suaves, piezas perfectas para encajar con las mías.
Tu barba de dos días de más, tu lunar del cuello, tu pelo hacia atrás, tus calcetines de estampados, cinturón desabrochado, ropa mal combinada, sonrisa de duende, ojos grandes, boca húmeda.

Te busco pero ninguno eres tú
y, sin embargo, estás en todas partes.

miércoles, 28 de junio de 2017

Iluminamos la ciudad

Por un momento fuimos uno.

Nuestros cuerpos, sin querer, se unieron
entre las sombras que ofrece la oscuridad
de una noche latente
y, a veces, carente de sentidos.
Se perdieron los conceptos de contornos
y límites
y se difuminó todo a nuestro alrededor.

Estábamos creando, probablemente,
la obra de arte más bonita del mundo, 
el cuadro que ni los más famosos autores podrían
llegar a imaginar, ni retratar
y que siempre permanecería en el anonimato.

Fue tan translúcido que no se podría
ni siquiera
contemplar la idea de intentar explicarlo.

Porque, después de rompernos, rasgarnos,
alejarnos, volver, irnos, tocarnos, separarnos
más de ciento veintidós veces,
hoy,
aunque fuera

por un momento
fuimos uno, nosotros

y con el brillo de nuestros ojos entrelazados
en un reflejo, iluminamos la ciudad.

Breve instante

lo efímero permanece,
y nosotros fuimos tan breves
como la eternidad de un instante
imposible de olvidar.

jueves, 22 de junio de 2017

miércoles, 21 de junio de 2017

miércoles, 14 de junio de 2017

Recuérdame olvidarte

todavía guardo
tu recuerdo en el olvido
y, sin querer, cuando te olvido
te vuelvo a recordar.

miércoles, 7 de junio de 2017

La hora exacta

nunca me diste
la hora exacta en la que
olvidarnos,

a pesar de que yo
ya hace tiempo
que te desconozco,

mi reloj está roto
y nunca supimos mirarnos
en el segundo correcto,
como para mantener
aunque sea, una relación efímera
entre tu nunca y mi jamás
pero que sí, siempre

no supimos ni siquiera
retroceder hacia delante
para parar el tiempo con nuestras bocas
y otra vez, intentarlo
intentar rozar con unas manos un imposible
que se nos escapaba entre ellas

y ahora,
se desvanece,
se emborrona,
arruga, dobla y marchita
el ritmo de tus pasos con las manecillas
de mis huellas

me diste la hora equivocada
para aprender a querer,
y eso conlleva no quererte, ni siquiera,
tampoco, más
a ti.

jueves, 1 de junio de 2017

Hablando con la soledad

Le he gritado
tu nombre al silencio
y me ha respondido
un eco que sabía a tu voz,

he hecho oídos sordos
a quien no me escucha
y hablado a mi soledad.

Me dice que está realmente bien
acompañada de tu ausencia.

Los relojes hacen
una melodía imperceptible
y yo nunca he creído en los imposibles pero
seguro que se parecen a nuestros pasos
en una misma dirección,

pasan las horas que una vez contigo
me parecieron segundos.

Siento el viento soplar, asemejándose a tu respiración
en mi cuello
y me callo haciendo ruido,
en silencio, aún
contigo como, si estuviera junto a ti.

Y para qué decir nada
al vacío de tu presencia, si sé
que no me escucharías
aunque estuviera diciéndotelo todo.

Un reemplazo

Tan sólo fui una más para ti, un reemplazo
de otra a quien ya antes habías reemplazado.
La historia se repite, el pasado es futuro
y no aprendemos por ahora. Hasta hoy.
Sé perdonar y, sin embargo, siento que ya lo he
hecho demasiado como para seguir
con esta rutina monótona que ya resulta hasta aburrida.

Me callo, porque si te dijera algo
silenciaría tu boca por bastante tiempo
y no quiero, ni mucho menos, evitar que otra se trague
tus palabras llenas de mentiras.
Ese copia y pega de sentimientos que decías
nunca hasta ahora haber sentido.

Podría decirse que estoy enfadada, pero tendrías
demasiada suerte si así fuera. Estoy, más bien,
agotada de tanta decepción. Y no se arregla con un lo siento.

Sé que se me pasará, y sé que cuando te sientas solo,
volverás.Ya sobra decir que no me encontrarás donde siempre
a pesar de que ahora me duela
en lo que te has convertido, en lo que ni tú mismo te das cuenta
de lo que te estás convirtiendo.

Me callo, lo hago por ti, porque a mí me sería más fácil
reprochar todo aquello que ya sabes y no admites.
Me callo, y que no te moleste, te doy mi silencio para que nadie
se entere de nada,
tan sólo espero, y deseo
que no haga demasiado ruído.