domingo, 26 de septiembre de 2021

Te tenía claro

No dejo de pensar en algo: que no soy capaz de asumir lo que yo misma he creado. 
Esto es lo que me lleva doliendo 
y no quería admitirlo y no sabía cómo hacerlo.
No es la distancia, ni que nada me sepa a nada
ni que mi cuerpo llame sin respuesta
ni las fotografías que colgué en una habitación
quemada y distinta de la que me había despedido.
Ni siquiera la molesta prolongación
de lo que no llega 
de lo que espero
y no llega y no llega y sigo.

Estoy tan molesta porque una vez abracé fuerte.
Y debo de abrirme y reconocerlo y decir
lo culpable que soy, lo mucho que me siento
lo que me he hecho a mí misma.

Una vez mis brazos apretaron tanto a un cuerpo
que deseé, ¿por qué cometí ese error?
Nunca pido nada porque no me gusta
porque siento que luego lo que quiero
puede que no sea lo que necesite,
porque pienso que no puedo pedir nada
cuando nunca sé lo que quiero.
Pero por una vez lo hice, joder,
claro que lo hice, ¿cómo no iba a hacerlo?
Nunca tenía claro nada
y con esto no podía estar más convencida.

Así que me tendí, cubrí un torso y pegada a él
pedí que ese momento existiese siempre 
en él y en mí.
Lo deseé con cada uno de mis poros,
de mis intenciones, de mis ideas, de mi cuerpo.
Sin que esa persona supiese nada,
me lo callé para que fuese más verdad.
Y eso suponía que 
aunque me separase de esa persona
lo que habíamos creado como nuestro,
nunca dejase de encenderse en nuestro interior.
Entonces siempre vibraríamos el uno por el otro
apoyaba mi cabeza en su pecho y
sin quererlo, sin ser consciente 
de lo que supondría ese deseo

hice una unión que no se rompería
ahora no soporto pensar en ello,
creamos una conexión que no entiende de razones
que supera al olvido
y no distingue entre lo que debería hacer
y lo que quiere.

Abrazando fuerte
en una habitación quemada
en un sitio que ya no existe
en la puerta a la que nunca llamas

y una persona que en mi almohada no está.


miércoles, 15 de septiembre de 2021