sábado, 5 de febrero de 2022

Es que

 Marzo, no sé qué tienes. 


Meses atrás me abrazan y puedo sentir cómo me acogen.

Septiembre me hace comenzar y asentarme ante lo nuevo. Entonces empiezo a creer en mí misma, me digo que puedo y todo florece. Joder, parece tan bonito. Creo que puedo comprenderme y me apetece conocerme, me siento receptiva. Entonces llega octubre y no sé cómo llegaste, pero encajas aquí. Las cosas surgen de una manera que parece que vibramos en la misma sintonía y entonces no me hace falta decir nada. Claro que me abrazas, siento que puedo estar justo en el lugar correcto y mi alrededor cobra sentido. En noviembre ya me estaba acurrucando en tu camiseta y tú decías que no querías nada más. Y en verdad lo pienso, ¿qué más podía querer yo? Yo tampoco quería nada. Solo que no fuese una ilusión. Y en diciembre y en enero y llega febrero y me siento prendada. Estos meses son indescriptibles porque me decían cosas joder cosas llegaban y entonces hacíamos planes y nos encerrábamos en un coche y no sé escribir en serio, no lo sé. Me cuidaban y me guardaban y me tenían en cuenta y creía que sería verdad, quería creerlo. Estoy en el mismo momento que no quería, hablando a una persona que no debería por locura y que no quiere saber nada de mi. Porque es marzo.


Y no estás.


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