domingo, 5 de marzo de 2023

Ojos negros

 Hey, ojos negros. Voy a contarte una historia sobre ti. 

Llegas y no sé quién eres, te miro mal, no sé qué quieres de mí y desconfío. Me dices que quieres saber mi nombre y yo te pregunto tu signo del horóscopo. Me fastidia que seas leo, todos los astros están a nuestro favor, lo odio. Te digo mi nombre y a partir de ahí hablamos. Entonces pienso que por qué seguir siendo fría ante alguien que quiere conocerme de verdad. 

Apareces siempre, como cuando el faro alumbra tres veces para decidir hacia dónde deben de dirigirse los barcos. Eso me dijiste, me replanto qué es verdad. Te repites. Vienes, me pides que me quede, te hago caso y me quedo. Nos vemos constantemente, de lejos. Y cuando lo hacemos de cerca, vamos a una playa en la que tienes frío y me das un beso.  Estamos tan pegados. Y parece que todo conecta, pero a parecer es a lo que dedicas, supongo. Y hacemos planes, ojos negros, ¿por qué no?

Me regalas una rosa, hacemos tortitas y está bien. Me gusta cómo lo estamos haciendo. Me pides que vaya a junta tuya, que quieres algo serio, que no juegue contigo, que le has hablado de mi a tus amigos y a tu hermano de mí, y no sé cuántas cosas más. Quieres verme todo el rato. ¿Cómo logré confundirme tanto?

Entonces decido que podrías ser mi sí, mi intento, mi vamos a probar qué sucede. Rompí mi puta coraza por ti. Y justo ahí, ojos negros, descubro que no eras ese. ¿Dónde queda todo lo que hablamos? ¿Dónde? Podría decir que me molesta, podría decir que me enfada, podría decirte que estoy triste, pero te estaría mintiendo. Porque no siento nada de eso.

Supongo que eres justo el que dijeron que serías, supongo que tendría que haberle hecho caso a los demás. Pero realmente lo que siento es esto: me siento mal conmigo, por no saber distinguir lo que estaba sucediendo. Ojos negros, no eres el que estaba tumbado en mi cama mirándome como si fuese única, no eres el que sonríe como un tonto por estar a un centímetro de mi cara. 

Ojos negros, lo que me jode es que cuando estábamos tumbados, pegados, agarrados con las manos, piernas entrelazadas, yo del lado izquierdo, abrazados y tú dándome besos en la cabeza, estaba con alguien que no era real.

 Me fastidia que me siga gustando alguien que no existe, ese es el problema.

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