miércoles, 28 de junio de 2017

Iluminamos la ciudad

Por un momento fuimos uno.

Nuestros cuerpos, sin querer, se unieron
entre las sombras que ofrece la oscuridad
de una noche latente
y, a veces, carente de sentidos.
Se perdieron los conceptos de contornos
y límites
y se difuminó todo a nuestro alrededor.

Estábamos creando, probablemente,
la obra de arte más bonita del mundo, 
el cuadro que ni los más famosos autores podrían
llegar a imaginar, ni retratar
y que siempre permanecería en el anonimato.

Fue tan translúcido que no se podría
ni siquiera
contemplar la idea de intentar explicarlo.

Porque, después de rompernos, rasgarnos,
alejarnos, volver, irnos, tocarnos, separarnos
más de ciento veintidós veces,
hoy,
aunque fuera

por un momento
fuimos uno, nosotros

y con el brillo de nuestros ojos entrelazados
en un reflejo, iluminamos la ciudad.

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