lunes, 6 de noviembre de 2017

Allí seguías

Después de tanto tiempo
allí seguías
en la misma puerta
apoyado
frente la pared misma con
la pierna de siempre doblada
y una calada de humo
en tus ojos.

Supongo que uno nunca se va
del todo
de donde una vez fue feliz.

Y parecías volver
a ser el mismo de
aquellos días inalterables
porque el justamente
y el igual
mechón de pelo se deslizaba por tu nariz.
Revuelto. Le soplabas
como quien habla de anhelo,
de ansia y afán.
Como cuando cierras los ojos
porque crees que la oscuridad es un término relativo
y mientras yo
saboreo esa pequeña ocasión
para trasladarme
insensatamente
a una época anterior.

Los abres y es como si tan sólo
con estirar la mano pudieras conseguir
lo que quisieras.

Después de tanto tiempo, seguías apoyado en aquella puerta.
Como si de una ironía se tratara.
Como si no pudiéramos ponernos
jamás de acuerdo
para decidir quién hace daño y quién quiere
o quién entra o sale.
Somos un intermedio mudo,
e indeciso, que nunca se apaga.

Me acerco a ti y te pregunto la hora.
"Más tarde de lo que debería ser
pero justo a tiempo", dices.

Se juntan nuestras miradas
volviendo a intentar reconocerse.
Te vas.

Sonrío.
Que las buenas costumbres nunca cambien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario