jueves, 19 de abril de 2018

Pasividad

Si ahora mismo
pudiera decirte lo que
ni siquiera yo misma sé,

te habrías adueñado de mis silencios
y respiraciones,
hubiéramos sido dos bandas contrarias
en duelo por desarmarse,
habríamos soltado los reproches o la
soberbia de quien dice lo que piensa
pero que no piensa lo que siente.

Tal vez, a lo mejor,
si, no sé, exclamara una mínima
palabra y tú fueras consecuente
de lo precedido,
llenándote de mis amaestradas escondidas
de grandes revelaciones
que dan fuerza a cada pulso de ambidiestros,

podrías quizá en alguna ocasión
darme una respuesta que no estuviese
cargada de una pasiva enamorada
del orden cronológico de tu ahora.

Si pudiera decirtelo, no lo diría.
Sobreentiéndeme. Tú no lo comprenderías y como ya sabes
yo nunca fui buena explicando.
Y aunque lo supieras nunca sería suficiente porque tú, ¿qué sabes de todo esto?
¿Cómo podría detallarte específicamente cada
golpe de decepción?
Tú qué sabrías, dime que sabes.

Tú no tienes ni idea
de absolutamente nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario