martes, 29 de mayo de 2018

Si puede ser

Se acercó peligrosamente.
Lo justo para dejarme con
el sabor en la boca de
los pétalos de sus mejillas.

Era desafiante.
Eran milímetros los que decían
algo así como «aquí estoy».
Aquí me tienes.
Me entrego.
No tengas miedo.
No muerdo -al menos que la cosa
vaya muy bien-.
Te apetece.
Tócame.

Sí, salió de su provocativa
voz ese imperactivo.
Otra vez, repitió.
Tócame algo.

Le deleité con un blues.

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