viernes, 19 de octubre de 2018

Solo te acuerdas cuando

Solo te acuerdas de mí
cuando llamo al timbre
cuando peto y digo
soy yo
porque quién sino
lo haría de una forma tan dulce
porque qué otro
tendría la paciencia de quién
espera lo que se acerca, pasa,
pasa, pasa, pasa,
así, repetitivo y monótono,
y atisba un rostro que nunca
llega a poder tocarse.

Te acuerdas cuando
alguien me nombra como
un parecido lejano a algo que
una vez quisiste tener
muy muy
demasiado
cerca.
Como si me tocases.
Nunca llegas a tocarme. Aún
cuando resoplo aparece la imagen
de tu rodilla tocando la mía
de una forma tan intencionada y a
la vez tan ingenua
que nos veo
a ti y a mí
tú y yo
tan así tan nosotros
ahí
sentandos
al borde del puto abismo
como si caer significase
prenderse sobre el otro.

Te acuerdas de mí cuando quieres,
cuando no hay otra opción,
como segundo plato relamido,
masticado, revoltoso.
Cuando se te presenta frente a frente
la ocasión
casi nuestras narices se tocan.
Cuando ya nada te consuela ni te llena
sabes que yo sí lo hacía por eso vuelves,
te doy igual y no haces más que al final
acabar hablando inevitablemente de mí.

Aquellos días son pasado.
Yo sí lo sé porque aún te pienso
porque a estas horas en la misma fecha
pero tiempo atrás imaginábamos,
como idiotas, un inombrable juntos.
Tú ni siquiera recordarás esto.

Porque no te confundas.
Acordarse no es lo mismo
que recordar.

Acordarse momentáneamente de lo olvidado,
tan sólo es otra forma de comenzar a olvidar.

Y tú tan solo te acuerdas de mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario