domingo, 10 de julio de 2022

estoy mirando por la ventanilla

 Estoy mirando por la ventanilla, las casas se mueven fugaces, a veces veo personas y me gustaría ser solo por un momento ellas. Sé que parece una estupidez, pero pienso en cómo sería ponerme en su lugar, tal vez para sentir algo distinto a lo que estoy sintiendo en mi interior, cuando las miro pasajeras desde mi ventana. Qué triste. La necesidad de ser una persona diferente a la que eres. Hay tantos temas de los que podría hablarte, tantos. Pero no lo hago. De los árboles, de qué hice ayer, de cómo me río con programas cutres de la televisión, de cosas que quiero hacer y no me atrevo, que me tropecé al salir de casa, me gusta cómo entra la luz por tu lado del coche, el reflejo que hace en tu cara, que no pude dormir hasta las tres de la madrugada, o sobre aquel sitio para viajar, o que prefiero leer por las noches.

En lugar de eso me callo y sigo mirando por la ventana. Me preguntas qué tal ayer, sé que podría contártelo, pero sin más explicación de repente me resulta demasiado incómodo, complicado, contarte cualquier banalidad, así que me limito a responder un simple bien. Yo no quiero saber cómo te fue a ti. ¿En qué piensas? Me preguntas. Nunca sé qué decir a eso. En nada. No me lo creo ni yo, siempre estoy pensando en algo. Igual en las cosas que debería de haber hecho, las que no soy capaz de decir y las que me gustaría hacer. No es una buena combinación, pero cuando no me gusta donde estoy, soy capaz de esconderme en mi propia mente, crear historias para no pensar que no quiero estar en esa situación. No te has creído que no pensaba en nada y me parece bien. Sé que no insistirás, ni dirás que sabes que no es así.

Ahí supe que haría esto durante el trayecto, memorizarte. Así que aparto por una vez mis ojos del paisaje, de las casas, de las personas, para centrarme solo en ti. Lo expresivo que eres con los labios, las rallas debajo de tus ojos cuando algo te hace gracia o te resulta curioso, la forma que tienes de estirar los dedos, la sudadera que llevabas puesta, que apartarías la mirada si te la sostengo.


Nos paramos y sé que hemos llegado. 

Repaso entero quién eres, quién soy contigo.


Hasta luego.

La primera, te la digo a ti. Y te vas. La segunda, me autoconvenzo.

Siempre guardaré la fotografía que te hice con mi mente.

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