sábado, 30 de enero de 2016

No te marches aún, quédate un ratito más.

Capítulo 1.

Es no verte;
no mirar esos ojos brillantes, oscuros,
esos que alumbran una noche
y sentir un odio profundo
por el simple hecho de que no hayas aparecido.
Una vez más.

Intento cerrar esa puerta,
que me lleva hacia ti,
pero la llave se ha perdido
y no encaja
ninguna más.
O quizá soy yo. Que sin querer,
queriendo, quiero dejarte entrar.

Capítulo 2.

Es no mirarte;
y mi sonrisa no se ríe igual.
Que digan tu nombre,
de repente,
me dé un pequeño sobresalto
y empezar a temblar.
Porque aunque lo intente
todos sabemos que hay ciertas cosas
que ni el corazón puede olvidar.

Tu voz en mi mente,
esa dulce melodía, que intentando evitar,
que no paro de tararear.
Porque es mi canción favorita,
cuando ni siquiera hay letra
una historia que ni siquiera
he llegado a comenzar.

Capítulo 3.

Es cuando no te miro, es cuando no puedo verte
que empiezo a escribir sin cesar.

Pero ahora,
en este breve instante en el que a mi lado estás
me doy cuenta
que el problema no es cuando te vas,
sino cuando vienes.
Y llegas sin avisar.

Es cuando no te miro, es cuando no puedo verte
pero más, aún más,
es cuando nos miramos y nos vemos a la vez.
Ahí, en ese preciso instante,
me hice comprender
de que nunca te marchas del todo
porque en realidad, lo que quieres no es irte,
sino volver.

(A querernos otra vez.)

Fin.


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