lunes, 10 de enero de 2022

Insostenible

Antes que nada debía tranquilizarme, porque de nada servía estar así. He tocado fondo y lo que hizo colmar el vaso no lo llenó, lo inundó. Sin embargo, yo era la que decidía. Si prefería tener esos sentimientos dentro de mí, porque era yo la que los dejaba entrar, la que le daba mil vueltas una y otra vez a algo que no dependía de mí que fuese distinto. O si lo aceptaba, aunque doliese. Porque con la aceptación permites perdonar a las cosas, las dejas ser aunque no sean como tú quieres. Y a partir de ahí te permites construir nuevas.

Así que debía relajarme: no depende de mi lo que no puedo controlar.

Como dije una vez a alguien: si dos extremos se separan y deben estar juntos, por mucha distancia que haya se volverán a encontrar. Si por el contrario, esos dos extremos se separan y no vuelven a saber nada el uno del otro, sabrán que tomaron la decisión correcta. Así que todo aquello que dejamos libre y no podemos hacer nada con ello, porque aunque nos cueste reconocerlo ya no forma parte nuestra, buscará la manera de encontrar el equilibro por sí solo.

Y supongo que ahí en cuando elegimos la parte que queremos ser: la que sostiene lo insostenible en el recuerdo, o la que se deja a sí misma avanzar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario