sábado, 19 de diciembre de 2015

En invierno no siempre hace frío.

Tranquilos, este poema no me llevará mucho espacio. No os aburráis, con mis sentimientos desordenados. Sólo advertiros, y aseguraros
(no vaya a ser que os confundáis)
que a veces el invierno puede ser verano.

Simplemente deciros, que hubo un momento en que sus dedos, tocaron los míos, y su piel con mi piel.
Y era invierno. Y él tenía las manos frías. Yo calientes. Polos opuestos.
Y cuando se tocaron. En vez de notar su frío,
lo único que recorrió mi cuerpo, fue un calor inmenso, como en mitad del desierto.

En invierno no siempre hace frío.
Ya veis.

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